Aprender también en casa


Estoy totalmente a favor de una posible educación en casa, no al completo, porque el entorno educativo público facilita una serie de relaciones intrapersonales que ayudan a desarrollar muchas de las facultades de los individuos, por su alto grado de sociabilidad. Pero por otra parte, si el entorno es pertinente, si la situación económica y cultural de la familia lo permite, si se fomenta una educación rigurosa y completa en muchos sentidos, probablemente ayude al alumno a establecer relaciones más sanas que las que puedan aportar la educación en la que vivimos en este momento. Como dice la madre en un momento, una educación decimonónica. Puede parecer un poco utópico y algo desconfiable, pero hay que apostar por este tipo de educación si realmente se cree que puede dar sus frutos. Puede que en otros entornos no pueda darse una educación doméstica, pero ha de darse en otros grados. Siempre se puede aprender en casa, de muchas y diversas maneras. En casa ha de haber una serie de valores, de normas, de disciplinas a las que se ha de enseñar, para que luego se complementen con el sistema educativo.  También es cierto que si existe este sistema educativo, se excluye a los padres de este tipo de formación. Pero tal vez habría que pensarse mejor el tener hijos, si no vas a saber darles una educación para que puedan establecer relaciones sanas frente a otros individuos. Tal vez estamos llenando el mundo de seres humanos educados en destruirse los unos a los otros, en vez de educados en el aprendizaje y la cooperación mutua. Por ello la enseñanza en casa me parece un elemento indispensable. Hecho que no excluye la enseñanza pública, puesto que ese alumno puede, en cualquier momento, tomar la decisión de sumarse al entorno educativo, para continuar con su aprendizaje de otro modo y en otras circunstancias.

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