Educación inflexible

Puntos a tener en cuenta.
Se exige la necesidad de adaptarse a cada alumno. Se requiere una adaptación curricular a cada individuo, con sus particularidades. No establecer un modelo único que sirva para todos los alumnos por igual.
Reducir los horarios y hacerlos menos agotadores, que desaparezca el modelo de productividad de la fábrica donde el alumno pasa 6 horas al día durante 5 días a la semana sentado en una silla.
Se establecen unas reglas fijas e inflexibles de “promoción social”. Se nos educa desde bien pequeños en la pregunta “¿qué queremos ser de mayores?” Para que podamos responder cuanto antes. Puedo preguntarme lo que quiero ser, pero ¿qué posibilidades tengo? ¿Qué abanico de posibilidades me dan? Las carreras científicas son las más requeridas porque son las que más “salidas” tienen, mientras que las artes y las humanidades se ven relegadas a un segundo plano. Elige lo que quieras, pero piensa que estas carreras no tienen salidas.
Se establece un sistema completamente cerrado, inflexible y homogeneizar. Un modelo de fábrica basado en méritos y coacción. En este modelo premian al inteligente, lo dignifican y lo ponen como modelo para aquellas personas, aquellos alumnos que no pueden adaptarse a ese sistema. Educados en la coacción, en el castigo. Se acaba temiendo al aprendizaje.  El resumen es una visión puramente utilitarista del sistema educativo, donde se establecen cribas para tener varias formas de mano de obra.
No hay interés por enseñar, por motivar para el aprendizaje. Solo se busca el memorizar, acumular información para volcar en un examen. Esa información desaparecerá a corto plazo, muchas veces antes del examen. Ya sea por falta de interés o motivación, o por incapacidad de retener la información de esa manera.
Ha de establecerse una labor recíproca, pero que ha de empezar siempre por el profesor, que ponga todo su empeño y motivación en lo que hace. Si al profesor no le gusta lo que hace, difícilmente podrá motivar al alumno para que se interese por lo que aprende.
Una reflexión final se situaría en la dificultad que suponen los alumnos que no “quieren aprender” porque han planeado su futuro de otra forma, o simplemente porque ni siquiera se lo han planteado, como también es normal en una persona de esa edad. A ellos también hay que darles la oportunidad y no sé si la mejor forma es plantear grupos homogéneos que sirvan para obtener un título semejante al de la educación secundaria obligatoria. Grupos como diversificación acogen a todos los alumnos, tanto aquellos más  “problemáticos” por su comportamiento, como aquellos con ciertas dificultades de aprendizaje. Todos enviados a un mismo lugar pero con distintos problemas a la hora de aprender. Como individuos autónomos, los seres humanos necesitamos una educación “personal” que atienda las necesidades de cada persona.
Si esto es bien cierto, también lo es que la mayoría de problemas que tienen los chicos y chicas de secundaria tendrían más facilidades si se cambiase el sistema educativo desde edades más tempranas, cuando se empieza a aborrecer un sistema educativo similar al modelo de fábrica. Una edad donde sería más conveniente dedicarlo a vivir y a descubrirse, aprender de ese modo, disfrutando de la vida, no convirtiéndola en un aburrimiento monótono y tedioso. 

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