Escuchar para convivir en el conflicto
Conflictos cognitivos. Es una propuesta realmente
genial, crecer a través de los conflictos que provoca nuestra propia
falibilidad. Nuestro modo de ser en el mundo que, como personajes limitados,
nos obliga a errar para poder crecer. Lo importante es darse cuenta de tal
limitación.
Lo interesante es darse cuenta que la herramienta de la crítica
parte de una premisa básica. La crítica a uno mismo. La exigente necesidad de
comprender las meteduras de pata. Los fallos no comprendidos como una herramienta
de tortura, sino como un proceso que lleva un tiempo, un tiempo vital. Hoy aprendo
algo que mañana desaprendo para aprender otra cosa nueva, para llegar a una
nueva conclusión.
El conflicto como tal, es difícil, nos lleva al
enfrentamiento porque estamos educados en la competitividad y no en la
cooperación. Si no el conflicto nos invitaría a avanzar, a coordinarnos y a
aprender en compañía de los otros. La convivencia sería un modo de ayudarnos a
superar los conflictos que sobrevienen.
La convivencia en las aulas es como compartir piso con alguien. Se tienen
conflictos porque se convive con otras personas. Hay que llegar a acuerdos
porque si no la vida en común se convierte en un sin vivir. No puedo poner
música a las 12 de la madrugada porque se que mañana tienes clase a las 8. Soy consciente de ti como tú lo eres de mí.
Para educar en la convivencia hay que tomar los
conflictos como elementos a superar en común, no como un asunto que se da para
enfrentarnos.
La gente que debate suele querer tener la razón, porque
la visión que tiene el particular se suele poner por encima que la visión
frente a la que se está debatiendo. Es lógico, el particular tal vez ha pensado sobre ello, tal vez ha meditado las
causas y ha dotado de razones sus planteamientos, pero eso no quiere decir que
tenga que despreciar el planteamiento que se está formulando.
Por ello, una
convivencia sana tiene que ser resultado de un saber escuchar, de un permitirse
escuchar otra opción que no sea la mía propia. Para convivir tengo que saber
escuchar a mis compañeros. A mi compañero de piso. Tengo que poner el oído para
saber que le molesta la música a altas horas. Para convivir tengo que salir de
mí, tengo que poder atender a los demás. Comprender. Solo así el conflicto será un hecho
cooperativo que nos ayude a superarnos a nosotros mismos. Que nos invite a
convivir en un conflicto sano.
Comentarios
Publicar un comentario