Solo quiero echar la vista atrás y no llorar.
Espero que dentro de diez años el panorama haya cambiado. Espero que seamos más respetuosos con el mundo que habitamos y que también hayan cambiado los residuos que lanzamos a tierra, mar y aire. Espero poder reírme, dentro de diez años, de los gigantes ordenadores que usamos, como nos reímos ahora de los “pedruscos” de teléfonos móviles que utilizábamos hace 10 años. Espero que podamos reírnos de las sillas, de los pupitres, de las pizarras. Porque espero que haya más conciencia corporal, más higiene postural y menos ibuprofenos. Espero que la educación cambie tecnológicamente en nuestro beneficio y que los robots puedan facilitarnos el trabajo, pero no quitar el trabajo para generar todavía más desigualdad, porque si no solo van a quedar ricos y robots. Pero más que reír sobre este asunto, sobre cómo hemos evolucionado en lo tecnológico, me gustaría que pudiésemos reírnos, pensando en reírnos por no llorar, por haber tenido un pasado sin educación emocional. Y que en es